Reflexiones sobre potencialidad del Poder Obrero y Programa de transición al socialismo para la Argentina de hoy
Introducción
Como explicaba en el texto anterior, dedicado a reflejar como considero que necesitamos razonar y estudiar las posibilidades de un verdadero programa de máxima, para el desarrollo verdaderamente socialista del futuro, este texto lo que busca es bajar a la tierra para demarcar las diferencias científicas y conceptuales y, a la vez, prácticas, estratégicas y tácticas, entre el programa de máxima y un posible programa de transición al socialismo pensando y estudiado las condiciones de la estructura económico social actual de la Argentina.
La primera consideración de gran importancia a la hora de pensar las posibilidades transicionales de la Argentina, debe ser, indiscutiblemente, el PODER. Fuera del poder todo es ilusión, por lo tanto, si no se comprende en profundidad lo que se necesita para llegar al PODER, todos estos debates son inocuos, y a lo sumo, quedan reservados para las entelequias pseudo intelectualoides que pululan por el imaginario virtual de ciertas "izquierdas" de la Argentina, tan impotentes como absurdas.
En segundo lugar, la primer definición conceptual y concreta que debemos tener en claro es que el programa de transición al socialismo, es nuestra línea de conexión entre las demandas inmediatas, económicas y democráticas de la nuestra clase y el programa de máxima de nuestro partido, entre las medidas progresivas que debemos tomar desde el minuto 1 de haber asumido el gobierno (producto del desarrollo del PODER OBRERO REVOLUCIONARIO), y las medidas que suponen la progresiva estructuración del futuro desarrollo socialista.
Esto es lo más difícil de pensar, por eso es que vemos tanta confusión alrededor de los programas y las contradicciones que se generan a partir de su sentido, su lógica elaborativa y su lógica de razonamiento conceptual-pragmática y programática.
Para esto hay que estudiar en profundidad, no solo la estructura económico social actual del capitalismo argentino y mundial, sino y fundamentalmente, las posibilidades materiales concretas de la potencialidad revolucionaria en relación a esa estructura "heredada" anda a saber en qué condiciones, para lecciones de la historia, seguramente en las peores, en el medio de sabotajes, saqueos de retirada y otras maniobras de tipo "tierra arrasada" por parte de las clases dominantes.
Por lo tanto, pensar hoy un programa de transición para abordar a los sectores más avanzados de nuestra clase, es de alguna manera, también, un ejercicio abstracto.
La diferencia es que, en este ejercicio trazado sobre bases materiales concretas y palpables, sobre todo por y para la clase obrera estratégica, la productiva, nuestros compañeros/as deben poder asociar de manera tácita las posibilidades REALES de ese programa, no porque "suene creíble", sino por SER REALEMENTE CREIBLE, REALISTA, CONCRETO Y POSIBLE.
El programa de transición, como hilo conector de una verdadera política revolucionaria de base, de construcción de un verdadero PODER OBRERO que dispute PODER REAL en el seno del consenso coercitivo opresor, debe ser el principal reflejo de una verdadera política de masas, un reflejo de resolución CONCRETA de las principales variables que HOY angustian y remueven las principales fibras humanas de nuestra clase, lo que REALMENTE está en la agenda DE LA CLASE OBRERA, lo que se discute en cada rincón obrero de la Argentina, en el almuerzo, con amigos, en el trabajo, en la sala de espera, en un taxi, etc.
Aquí intentare ir de menos a más en esta explicación, y trataré de hacerlo lo más breve posible para pasar, en el texto siguiente, a nuestra prioridad número uno, que es la reconstrucción de base del PODER OBRERO y el impulso de demandas y consignas de inmediatez en la agitación entre las masas, lo que hoy debe estar en la prioridad de todo militante que pretenda ser revolucionario, de toda organización que se precie de tal, de la mano de los métodos políticos necesarios para reconstruir una nueva confianza en nuestras vanguardias, nuevas formas que barran las postales de decadencia, absurdo e impotencia que encarnan hoy los sectores que desprestigian hora a hora, día a día, hace decenas de años, las ideas socialistas.
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