Razonamiento y lógica conceptual-deductiva materialista: Como pensar y proyectar la política desde los hechos materiales, empíricos y científicos

Introducción

A raíz de algunos debates en torno al documento anterior, me parece importante dejar asentadas algunas líneas clarificadoras en base al aspecto más profundo que deberíamos tener en cuenta los/as revolucionarios/as para intentar conocer y abordar la realidad.

Si bien uno viene insistiendo hasta al cansancio en las raíces de nuestros problemas conceptuales y, fundamentalmente, prácticos, tanto a nivel intelectual como metodológico, resulta por demás necesario intentar por menorizar y simplificar aún más los argumentos sobre los cuales se teje toda nuestra consideración filosófica y epistemológica, sobre la lógica conceptual deductiva de un verdadero razonamiento materialista sobre la realidad, por supuesto, partiendo de la base del conocimiento científico y empírico de la materialidad existente.

Voy a intentar aquí pecar de encorsetar un poco esta explicación, denodadamente, para intentar limitarme al universo del pensamiento político desde lo que considero una lógica deductiva verdaderamente revolucionaria y radical, es decir, que apunta al análisis de la realidad concreta a partir de la neuralgia de los hechos, sus raíces profundas, sus causas, razones, circunstancias y consecuencias lógicamente potenciales.

Debemos partir necesariamente en la retrospectiva de enmarcar este debate, una vez más, y por supuesto, dentro del combate entre el materialismo y el idealismo metafísico, ya que, en términos generales y en primera instancia, todo se reduce a eso.

La producción y reproducción del pensamiento dominante, y, de las anti lógicas "deductivas" del sentido común dominante presente, hoy están plenamente construidas y constituidas sobre la base de un consenso de la opresión.

Ese consenso de la opresión, con raíz en el idealismo metafísico y la pragmática relativista de la autopercepción fetichista de "la realidad", hoy se puede resumir de forma vulgar, si se quiere, en el amplio parámetro del posmodernismo, tanto en términos de las formas de las relaciones sociales dominantes, del pensamiento dominante, como de la cognición y la conducta dominante.

Por ende, sus expresiones políticas dominantes, lógicamente, se desenvuelven plenamente en el marco del consenso opresor del statu quo dominante. Un statu quo que puede travestirse de las más "variadas" y "diversas" formas fetichistas del pensamiento, tanto por "izquierda" como por "derecha", pero siempre decanta su agua sobre el mismo envase: el statu quo del PODER FÍSICO, COERCITIVO Y CONSENSUAL, de las clases dominantes. No nos olvidemos de esa brillante descripción de Carlitos Marx, la que afirma que la VIOLENCIA ES UNA POTENCIA ECONÓMICA, por supuesto, anclada en la producción y reproducción de la raíz de todos nuestros problemas aquí descritos: las relaciones sociales de producción y reproducción material determinadas y su contradicción entre su sentido-ser social y la apropiación privada de su producto.

Teniendo medianamente claro esto podemos avanzar, de lo contrario todo esfuerzo por intentar analizar lo más aproximadamente posible la realidad para poder intervenir en ella y transformarla, será en vano.

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